miércoles, 25 de marzo de 2015

Solaria











   El Conjunto Solaria desarrollado en el Polígono Macondo de Cáceres ha sido un escaso paradigma de esos proyectos ideales con los que un arquitecto se encuentra realmente cómodo haciendo su trabajo.
   El cliente me pidió, a secas, que hiciese un proyecto con las condiciones que establecía la normativa del polígono y que, como sabía de mí por las obras realizadas, no me imponía ninguna condición más que la que el producto resultante fuera vendible, pero que le habían indicado que era mejor que no me dijese nada más, que hiciera aquello que deseaba hacer para aquel lugar y en aquella parcela.
   Puedo asegurar que pocas veces tiene uno esta oportunidad de hacer su trabajo bajo estas premisas, por un lado el lugar, un polígono sobre el que un par de años antes habíamos hecho el Plan Parcial mi compañero Miguel Madera y yo con un máximo de grados de libertad para el diseñador. Pero también esas condiciones son exactamente aquellas en las que te enfrentas con un papel en blanco y sólo tienes tu cerebro para arrancar de él la primera línea.
   El grado de responsabilidad que uno encuentra en esos momentos al tiempo de dulce es mortalmente delicado. No tienes a nada ni a nadie en quien basarte, sólo te tienes a ti mismo. No es bueno ni sano adoptar ningún hallazgo de otro compañero, estás tú y el papel y sólo tienes los sueños, y tu imaginación para avanzar. Es como si de repente te soltaran en el espacio, aislado del mundo y no puedes asirte de nada, no tienes a nada más, tú y tu cerebro…es la esencia de la creación.
   Así es que me puse manos a la obra, al fin y al cabo, las directrices sujeridas por el Plan Parcial que habíamos hecho marcaban una especie de tendencia que yo quería desarrollar.
   Y asi lo hice.
   El resultado está en esas imágenes.

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